martes, 13 de abril de 2010

CLEMENCIA TARIFFA.
Clemencia Tariffa (Codazzi, Colombia, 1959. Santa Marta, 2009) A sus ocho años fue llevada por su madre a vivir al puerto de Santa Marta. Juan Carlos Vives Menotti le publicó en 1987 su libro El ojo de la noche, libro de precioso corte erótico difícilmente superable en nuestro país. Obtuvo en 1994 el Premio Latinoamericano de Poesía Koeyú (Caracas) y el Premio de Poesía del Instituto de Cultura del Cesar. Clemencia, perdió a su madre y por ende se quedo sola en la vida, pues esta era quien se ocupaba de ella, hace referencia de igual manera a sus constantes pérdidas de razón, pues como en el poema “velada” menciona:
“Yo estoy aquí
en una patria infiel
en la mira de tus ojos
en un mecedor azul
triste y desnuda
cantando
frente al espejo.”
Es la imagen de un loco lo que la poeta nos vende en estas líneas, es así como se sentía como una loca, triste y sola “cantando frente al espejo”.
En el poema “señoras”, clemencia Tariffa, hace referencia a su experiencia en el pueblo después de la muerte de su madre, los habitantes de ese lugar pensaron que clemencia había matado a su madre por lo cual no tardaron en juzgarla, en su poema señora utiliza la metáfora para reflexionar sobre este hecho:
“Me miráis de reojo
como a un raro animal,
como a buitre verde,
y volteáis la cara
meneando el caderaje,
musitando sandeces
…!vaya!...
siento un placer casi morboso
manteniendo esposas en ascuas
Parece mentira, pero,
en mis poemas
no figuran sus maridos”.

La autora, sabiendo que era inocente no vio más remedio que desfogar su ira hacia aquellos que la habían juzgado escribiendo, reflejando su falta de interés hacia lo que en el pueblo se pudiera decir de ella.



Velada

¡Hermosa luna de volcanes!
Esta noche no tiene luna
sin embargo
escribo y hablo
a la sombra
que ocupa su lugar.
¡Dulce luna de azúcar!
cubre tu rostro
con un velo seguro
porque de noche
salen los niños
sobre hormigas doradas
y creerán tener derecho
sobre ti.
¡Cóncava luna de agua!
yo estoy aquí
en una patria infiel
en la mira de tus ojos
en un mecedor azul
triste y desnuda
cantando
frente al espejo.

Chantaje

Que se alboroten lindas mariposas
sobre nuestros cerebros cálidos
mientras van los pensamientos
que tanto amo
chantajeando un país entero,
y por los corredores oscuros
se incendien siempre
un par de senos pequeños
entre sus manos jugosas.
La autora describe su posición hacia los dominios mentales que pueden llegar a hacer unos de otros, es decir, la capacidad de expresar una idea pero por dentro estar pensando en una cosa totalmente diferente y chantajista. También podría interpretarse como la visión de un hombre que desea estar con una mujer y todas las mentiras que es capaz de generar por el simple hecho de tener:
“un par de senos pequeños
entre sus manos jugosas”.

Señoras

Señoras con rostro plegable
que ayer oísteis mis poemas
y esta mañana
nos tropezamos en la calle.

Me miráis de reojo
como a un raro animal,
como a buitre verde,
y volteáis la cara
meneando el caderaje,
musitando sandeces
…!vaya!...
siento un placer casi morboso
manteniendo esposas en ascuas.
Parece mentira, pero,
en mis poemas
no figuran sus maridos.

Vacío

En las noches
de mis días,
maullando,
mendigo
un trocito de luna.

¿Y qué he conseguido?
“Vacio”, es un poema a la desesperación, a la búsqueda incesante sin encuentro, a la infinidad de caminos sin salida que experimenta nuestra existencia, la autora se lo cuestiona, luego de pasear por la vida “¿Y qué he conseguido?”. Es una verdadera pregunta, que en algún momento de nuestras vidas todos nos tendremos que hacer. Hay que resaltar la manera en la que la poeta es capaz de describir temas tan generales y problemas existenciales en textos tan ligeros.



Carta de la ansiedad

Señora:
Cómo haría para decirle
que cuando usted está a mi lado
yo quisiera gritarle
que de su marido estoy enamorada
y los instintos me van devorando.

Señora:
Por su marido me detuve en dulce sueño
para convertirme por momento en fiera.
Más no se preocupe señora:
él ni siquiera lo sabe.
Y yo soy incapaz de insinuarle,
fue la musa de Shakespeare
la que amablemente estuvo enamorada.

¡Ay señora de canción común!
Cómo le diría sin ofenderla
que usted ya no me inspira respeto
ni cuando la miro besando a… su marido;
yo solo aspiro a ser ladrona
en ese rico trigal del que usted es dueña
-y desde hace rato compró-
Pero si deja de cuidarlo
robaré limpiamente su más dorado grano.
En mí el resentimiento se va hinchando.

Eso sí.
No se asuste mi señora
si las campanas cambiaron de tono,
que no es mi corazón el que está repicando,
solamente las agujas que ya no soportan el silencio
y por eso quieren salir del pecho.

Disculpe usted, señora.
Señora es un poema a los celos, a los deseos reprimidos que llevamos dentro y que tanto somos capaces de negar. Es una muestra de la infelicidad que podemos adquirir deseando lo que nuestro prójimo tiene. Es un poema a la represión, al escondite, al encierro, puede que se maneje una analogía entre su estancia en el hospital psiquiátrico y su poema, por qué?, precisamente porque la autora se encontraba asfixiada dentro de este lugar, queriendo salir, pero aun así no lo hacía:
“Más no se preocupe señora:
él ni siquiera lo sabe.
Y yo soy incapaz de insinuarle,
fue la musa de Shakespeare
la que amablemente estuvo enamorada”.
Un poema a los logros nunca alcanzados, a los sueños sin realizar, a sus cintos de frustraciones. Un poema que manifiesta su temor a ser comprendida, por lo cual la mayoría de sus poemas fueron publicados por terceros que vieron en clemencia una autora excepcional a la que se debía preservar por medio de sus textos.

Señora:
Cómo haría para decirle
que cuando usted está a mi lado
yo quisiera gritarle
que de su marido estoy enamorada
y los instintos me van devorando”.
En este poema la autora refleja sus estados de máxima excitación en los cuales presentía el ganar, pero nuevamente la invadía la frustración la falta de motivación y caía en la angustia del no saber que hacer, en la angustia de la represión.
“Señora:
Por su marido me detuve en dulce sueño
para convertirme por momento en fiera.
Más no se preocupe señora:
él ni siquiera lo sabe.
Y yo soy incapaz de insinuarle,
fue la musa de Shakespeare
la que amablemente estuvo enamorada”.